Sunday, October 21, 2012

La Pena Eterna (o seis meses de dolor)

Yo no soy enferma terminal de nada. No me voy a morir pronto, a menos de que sea en un accidente o algo así, pero no por cuestiones relacionadas con mi salud.
Hay mucha gente que está muchísimo más enferma que yo. Que siente mucho más dolor que yo. Que está mucho más sola que yo. Sin embargo, tengo un dolor que no me deja en paz hace al menos medio año y se me está acabando la paciencia con este asunto.
Empezó como un dolorcito insignificante, una molestia nada más en la parte baja de la espalda. Seguramente manejé desde Louisiana mal sentada, o estresada o algo así. El hecho es que el 24 de abril ya me estaba sacando la piedra caminar.

La cosa siguió como estable pero con dolor hasta mayo, cuando decidí consultar con mi doctora de cabecera a quien aquí llamaré Incompetent Bitch, o Dr. B para mantenerlo corto. Dr. B me dijo que tenía que bajar de peso, caminar bastante, usar zapatos de tacón bajito y sacarme una radiografía para verificar que nada hubiera pasado. ¨Nosotros la llamamos cuando lleguen los resultados de los rayos X¨ Esto fue Mayo 18 (me acuerdo por que esa noche tenía boletos para ir a la Sinfónica de Houston a oir Carmina Burana). Dos semanas después de no oir ni pío, llamé a Dr. B a ver que había pasado, y su enfermera enana (no es chiste, la señora mide en serio 1.30m) me dice por teléfono ¨no se preocupe señora, su espalda está perfecta¨. Hay que anotar que por esos días el dolor no había crecido a niveles alarmantes, todavía aguantaba salir a bailar, o ir de compras al supermercado.
Sin embargo estaba ahí, mirandome desde la esquina de mi cerebro, amenazando con sus dientes peludos. ¨Si todo está bien señorita, digame por que carajos me está doliendo la espalda?¨ le pregunté a la enfermera, ya un poco irritada. ¨Bueno, si quiere le puedo hacer otra cita con la Dr. B, y reevaluamos qué es lo que pasa¨ Qué cita ni que ocho cuartos! ¨Yo la llamo para cuadrar cuándo quiera ver a la Dr. B, muchísimas gracias¨ Por alla no me volverán a ver.
Y la prescripción de Naproxeno y relajante muscular que me dieron quedaron compradas y completas en mi cajón de medicinas. A mi no me gusta tomar pepas!
Junio 14, y tengo cita donde el Dr. C, quien me dice con seguridad, después de haber manejado una hora y haber esperado hora y media que lo que tengo es ¨típico dolor de nervio ciatico¨ y que con una dosis de esteroides y drogas antiinflamatorias estaría como antes. También me envió a terapia física, y me aseguró que si fortalecía la espalda, la cosa se arreglaría sola... hasta la próxima vez.
En fin, terapia ayudó bastante, los músculos se fortalecieron, el nervio se calmó bastante y ya estabamos a punto de empezar a correr de nuevo. Las más gloriosas 2 millas de mi vida, empujando el cuerpo que hacia rato no se movia, respirando fuerte, sudando. Qué emoción! Y qué poco lo que duró.... Una tos estúpida de verano me acabó de joder la espalda y todo los esfuerzos hecho se fueron al carajo. Luego de correr por segunda vez, mi pantorrilla empezó a doler y a encalambrarse. Yo lo atribuí al esfuerzo hecho y empecé a comer bananos como un monito y a tomar mucha agua para ayudar con los calambres. Ha! No cambió en nada el asunto y empecé a cojear muchísimo, a no dormir por las noches por el dolor y la presion en las caderas, en la pierna, en los glúteos. Cualquier viaje al supermercado me hacía sudar, cualquier situación que me obligara a estar parada por mas de 5 minutos era una tortura.
Aqui entra Dr. H, amigo de Dr. C, y quien pasó a ser mi medico cuando C se fue de vacaciones. Repitiendo la letanía de que ¨a mi no me gustan las drogas, prefiero hacer ejercicio y ya sé que estoy gorda¨, H me recetó otra vuelta de esteroides y más antiinflamatorios. Luego de un mes de ir mejorando poquito a poquito y a punto de empezar terapia otra vez, a mi pierna le dio por acabar convertirse en un solo nudo. El punto más bajo (hasta ahí) fue un día que, caminando a clase, el dolor me hizo parar y derrumbarme en una silla, llorando de dolor. Afortunadamente logré conseguir a la enfermera del Dr. H y pedir una cita de emergencia para que me inyectaran esteroides en el nervio para obligarlo a desinflamarse. Ese procedimiento es bastante popular en pacientes con nervios pinchados, y promete hasta 6 meses de alivio. Yo fui feliz con los 3 días de alivio que me dio. Dormí en dos días lo que no había podido dormir en un mes. Lloré de la emoción de poder bailar y caminar de nuevo... por tres o cuatro días.
El dolor volvió poco a poco y los calambres volvieron y se extendieron a la parte superior de mi pie derecho. La sensación me hace pensar en un cuchillo que tengo clavado en la mitad de la nalga y en la mitad de la pantorrilla, y que con cada paso que doy, los cuchillos giran en mi carne y me abren y me hieren más y más, hasta que el dolor me hace llorar y me obliga a para de caminar hasta que el nervio se calme.
Aspectos positivos: puedo dormir bastante bien desde que cambiamos el colchón. Matthias ha tenido la paciencia de Job y siempre sabe cuando irse si estoy muy adolorida como para interactuar socialmente. Mis amigos y mi familia me han apoyado y han estado pendientes. Cuando el dolor se pone tremendo, mi respuesta es hacer chistes, si la cosa sigue así tengo futuro en el mundo del entretenimiento. He conocido cuan fuerte soy para aguantar el dolor.
Aspectos negativos: odio el dolor, el dolor es un monstruo hijueputa. Mi ánimo se va dañando al pasar las horas del día y en general al pasar el tiempo, cada vez tengo menos paciencia con situaciones del día a día. Me siento prisionera de mi cuerpo: no estoy tan mal como para aceptar mi ¨nueva realidad¨ pero no estoy tan sana como para llevar mi vida normal como acostumbraba. Mi relación con Matthias ha cambiado, le he pedido demasiado estos últimos meses, y el no entiende por qué me cuesta tanto caminar y hacer cosas que son tan simples. Este dolor no se ve desde afuera; yo no sangro ni esoty inflamada, ni es constante, hay días que puedo saltar y por un corto tiempo actúo como si nada, pero otros días sentarme en el carro a manejar me hace gritar de dolor y llorar las tres primeras millas.
Si las cosas salen bien, en dos días me van a operar. No es nada del otro mundo, solo van a abrir mi espalda, cortar un poco de los músculos al rededor de la columna y rebajar el pedazo de disco que esta presionando el nervio ciatico. Mi nuevo doctor, Dr. P tiene mucha experiencia y le gusta hablar claro y sin falsas esperanzas. Fue el quien evaluó todos los pasos que he seguido desde Abril y quien me dijo ¨mire señora, su lesión es bien grande, ya le dio a su cuerpo bastante tiempo para regenerarse y ganar fuerzas y la cosa sigue igual o peor. La decisión es suya: si quiere seguir con la piedra en el zapato, le ayudamos a manejar el dolor; si quiere solucionar el problema, le sacamos la piedra del zapato y usted tiene que trabajar para que esto no le vuelva a pasar nunca más¨ Ah si, ¨está muy gorda¨.

Ya no quiero más este dolor. Ya estoy muy cansada. Si alguien que alguna vez lea esto está pasando por las mismas, lo siento muchísimo. Si alguien que algún día lea esto ve a alguien caminando raro y parando cada 50 metros a descansar, no piense ¨que señora tan perezosa!¨ De pronto tiene un dolor que nadie le entiende.

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